lunes, 29 de noviembre de 2010

Demandas de uniformados son bomba de tiempo para próximo gobierno

La ingratitud para con los vencedores del terrorismo
EDWIN DONAYRE GOTZCH (*)

General de División EP

En el capítulo anterior, el autor ha sustentado que todo régimen previsional está vinculado al régimen laboral y en el caso de los uniformados no es comparable al de los otros funcionarios públicos, porque se trata de un trabajo de por vida, de 24 horas, sin descanso, es decir a dedicación exclusiva, sin derechos a pago por sobretiempos o pago extra por nocturnidad, ni por alto riesgo o manejo de material peligroso.

A continuación la II Parte (NdeR):


Ese régimen especial, que el Estado y la señora Aráoz tratan de presentar como “privilegiado”, se grafica en algunos ejemplos reseñados por el Coronel (r) Arturo Castro. Veamos:
“En el verano de 1982, el Teniente GC Gustavo Adolfo Duffaut Takata (promoción 1976), viajaba de Lucanas (sierra de Ayacucho - Ica) hacia la costa. En ese mismo ómnibus viajaban: un empleado del banco minero, dos profesores y un auxiliar de enfermería del Ministerio de Salud”. El viaje se desarrollaba de manera normal, cuando de pronto, una columna de SL, obstaculizando el camino, con disparos y amenazas detuvo el bus, identificaron a las personas, se llevaron enseres de los pasajeros y la columna senderista asesinó al Teniente Duffaut frente a todos para atemorizarlos, así actúan los senderistas. El 04 de octubre de 1988, un ómnibus de la empresa Lobato se dirigía de Lima hacia Satipo, entre las 43 personas que iban a bordo estaba el capitán PNP Juan Barbarán Hurtado. Se reuniría en Mazamari con su esposa Kelly y sus hijos (John, Giovanni y Selene su adorada bebita). En ese mismo bus viajaba un Suboficial del EP no identificado. Al llegar a la curva y quebrada de Uviriky (Pichanaki) los senderistas detuvieron tres buses, luego de saquear a los pasajeros ubicaron al Capitán PNP y al Suboficial del EP. A ambos los asesinaron con armas de fuego y machete.

Posteriormente sus cuerpos fueron quemados.”. Estos dos ejemplos son demostrativos que no todos los empleados del Estado son iguales, particularmente en los riesgos. Estos son los desencuentros a resolver. De lo contrario el Estado tendría que asumir ingentes gastos con fuerzas de seguridad trabajando solo 8 horas diarias, y donde sus integrantes quieran, con todos los derechos de los funcionarios civiles, incluyendo pago de horas extras, seguros de vida, viáticos, etc, etc.

Igualitarismos engañosos De otra parte, si es injusto tratar a iguales en forma desigual, peor es tratar a desiguales en forma igual, como ya nos hizo notar siglos atrás el filósofo griego Aristóteles. ¿No se dan cuenta que todo igualitarismo es engañoso? Por eso es injusto aumentar 20% a todos los miembros de las FFAA y PNP. Ello significaría el incremento de S/. 1400 a un General y de S/. 140 a un Suboficial, lo cual, por donde se le mire, es irrazonable e inmoral. Así también lo consideran, estoy seguro, mis compañeros de armas Generales y Coroneles. Estas consideraciones nos deben llevar a plantear otras interrogantes en la búsqueda de respuestas prontas. ¿No es cierto que la eventual eliminación de la Pensión Renovable (“cédula viva”) y el “cierre temporal” de las escuelas de formación de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional atentarían contra la Seguridad Nacional interna y externa? ¿No se resquebraja la disciplina castrense cuando se recurre a la mentira para enfrentarnos con el chantaje y el maniqueísmo entre el viejo y el joven soldado; o entre el pueblo, al que se presenta como el civil pobre, enfrentándolo a los uniformados supuestamente con trabajo estable? Claro que sí se atenta contra la Seguridad Nacional y el resquebrajamiento de la disciplina castrense. ¿No es acaso una irresponsabilidad engañar, ocultando a los jóvenes en actividad, que esta medida también los afectará el día que pasen al retiro? Si no será mañana mismo, en tanto ninguno está exento de sufrir lesión invalidante por el alto riesgo de siniestralidad (27%) en la carrera militar. ¿O es que no se dan cuenta que en la zona del VRAE la muerte o la invalidez siguen rondado por obra del terrorismo y el narcotráfico? ¿Acaso los delincuentes subversivos no nos están pretendiendo notificar, en cada emboscada sangrienta, que su capacidad asesina está intacta, tratando de potenciarla con armas y logística de mayor potencia de fuegos que las consiguen del narcotráfico y de las mismas emboscadas en que matan en forma cobarde y artera a los uniformados? Finalmente, ¿no es incapacidad del Gobierno que fenece el no tomar una decisión política, aplazando un tema sensible, al que se había dado solución multisectorial y consensuada en el 2007? ¿A la fecha no se habría superado tanto la homologación como el quiebre de la Caja de Pensión Militar y Policial de la que festinaron militares y civiles en años pasados, incumpliendo además el Estado con su aporte? ¿No es esto realmente una bomba de tiempo intencional para el próximo gobierno? Claro que lo es. El Congreso debe reconocer que este tema remunerativo es un delicadísimo problema que puede afectar la unidad de las Fuerza Armadas y demostraría una gran inteligencia al no permitir que prospere este mal dado proyecto de ley. Sin embargo no está demás subrayar que las cosas no suceden al azar o por casualidad, sino que viene de Dios. De ahí que, a través de la iniciativa legislativa en debate, podremos identificar, en el Congreso, a los reales enemigos del Perú. También ser testigos –por su voto, que debe ser público- de quiénes se ubicarán, con sus principios y valores éticos y morales de justicia y gratitud, al lado de los que lucharon por la viabilidad del Perú toda la década del ochenta y adentrados los noventas del siglo pasado. Y quiénes no.

Otros interrogantes ¿Cuánto cobrarían los enemigos de las FFAA por “gerenciar” la lucha diaria en el VRAE? Antes de concluir quedan en el tintero muchos interrogantes para nuestros políticos y dirigentes de partidos del ayer y de hoy. Ahí van: 1.- ¿Dónde estaban los verdugos de hoy cuando el Perú profundo se desangraba desde mayo de 1980? ¿Tal vez en Chuschi, Lucanamarca, en el Frente Huallaga, o estaban en Miami, Europa, o en algún organismo internacional de paga dolarizada como la OEA? 2.- ¿Saben cuántas autoridades, dirigentes y miembros de las FFAA, PNP y de los Comités de Autodefensa han sido asesinados y/o han quedado discapacitados física y mentalmente? ¿Tal vez 100, 500, 1000 ó 10.000? 3.- ¿Cómo vive un soldado en una Base Contraterrorista aislada del VRAE o en un Puesto de Vigilancia de frontera? ¿En una choza con calefacción, con aire acondicionado, agua, desagüe y luz? 4.- ¿Saben qué siente un ser humano en el límite extremo del frío, calor, hambre, fatiga y el espanto en la guerra antiterrorista, por ejemplo? 5.- ¿Han cruzado, alguna vez, los abismos cordilleranos, los arenales inhóspitos de la costa, la agreste selva, han conocido las aguas torrentosas de los ríos en las épocas de lluvias, o las corrientes de las profundidades del mar? 6.- ¿Cuánto cobrarían los enemigos de la Fuerza Armada por “gerenciar” la lucha diaria en el VRAE? 7.- ¿Tendrán alguna idea de la cercanía de la muerte cuando las balas enemigas silban cerca del tímpano, o la sensación de la explosión cercana de una mina o granada en alguna emboscada de la antipatria? 8.- ¿Saben qué se siente al estar meses y meses embarcado en un buque o sumergido en un submarino, en un tanque o avión de combate? 9.- ¿Habrán estado alguna vez separados durante largos periodos de tiempo de sus familias e hijos por órdenes de estados de emergencia, de excepción o por órdenes de inamovilidad? Son interrogantes no para ser contestadas sino para reflexionar, porque es probable que los enemigos de las Fuerzas del Orden solo puedan contestar la primera pregunta. (*) Ex Comandante General del Ejército
Wikileaks revela más de un cuarto de millón de documentos de espionaje de los EE. UU.us_department_of_state.jpg

Parte de los documentos implican espionaje. Mil 388 corresponden a la embajada estadounidense de Lima


Un total de 251 mil 287 documentos del Departamento de Estado salieron a luz a través de Wikileaks (sitio que ya ha destapado miles de otros documentos secretos) y fueron publicados en “El País” (España), “The New York Times” (EE. UU.), “Le Monde” (Francia), “Der Spiegel” (Alemania), entre otros, que revelan detalles de la política internacional de los Estados Unidos. Mil 388 corresponden a la embajada estadounidense de Lima.

Los documentos contienen incluso comentarios tontos sobre líderes mundiales y detalles de las estrategias de Estados Unidos en el mundo plasmados en cables y otros documentos que en las embajadas se remitían al Departamento de Estado, y son de carácter secreto.

Los destinatarios eran personal no estadounidense y el contenido contiene evaluaciones de líderes mundiales de países como Libia, Irán o Afganistán y hasta países aliados de Estados Unidos como Alemania e Italia.

Una de las temáticas de los documentos es la nuclear y los problemas para tratar los programas nucleares de diversos países. Puntos importantes son los programas nucleares de Irán, Pakistán y Corea del Norte.

También hay documentos que incitan a los diplomáticos estadounidenses destacados en las Naciones Unidas a reunir información precisa sobre el secretario general de la ONU, su equipo y diplomáticos extranjeros.

Sobre Venezuela, se conoció que los Estados Unidos trabajaron para que los demás países latinoamericano aíslen al presidente Hugo Chávez, según indica El País.

Antes de la publicación los Estados Unidos trató de neutralizar los efectos y se contactó con los países involucrados para tratar de justificar lo que se revela y protestó diciendo que esos documentos significan un riesgo para sus diplomáticos y agentes de todo el mundo, a la vez que rechaza que se trate de espionaje.

Atacan portal de Wikileaks

Julian Assange, fundador de Wikileaks, denunció que su sitio web sufre un ataque informático, lo cual se puede verificar, pues no es posible ingresar para descargar documentos.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Victoria de la diplomacia peruana en la reciente visita de Piñera ( Analizado por reconocido periodista chileno )

Videos: Nuestros Héroes de La Guerra del Pacífico – La Batalla de Tarapacá (27 de noviembre de 1879)





Unos villancicos con gusto a peruano

Presentan disco navideño teñido de rojo y blanco

Susana Baca, Roxana Valdivieso, la Familia Ayacucho, Perú Negro, el Coro Arpegio, entre otros, participaron en la grabación de este disco, Roja y Blanca Navidad, que tiene como principal motor fusionar el espíritu navideño con las expresiones propias de la música peruana.

La iniciativa y producción nació de Mamachamusic, en alianza con Starbucks Perú y Playmusic, como parte de la campaña Escuchaperuano, lanzan este disco en el que se pueden encontrar clásicos navideños como Burrito sabanero, Ven a mi casa esta Navidad, Feliz Navidad, Noche de paz, Rueda rueda, interpretado con instrumentos peruanos, al estilo de un vals, de reminiscencias andinas o con ritmos negros.
De alguna manera, este disco hará que en su hogar la Navidad tenga el gusto de una celebración más peruana, marcada por las quenas, el saxo, el cajón, y por supuesto las inconfundibles voces de Susana Baca o los Niños cantores de Ayacucho. A decir de los productores, “Esta compilación de música peruana se ha elaborado para acompañar a toda la familia en una de las temporadas más hermosas del año. Ritmos que nos han visto crecer, canciones que nos hacen retroceder en el tiempo y recuerdos que fortalecen el amor por la familia, son solo parte de este viaje navideño y musical”. Los arreglos y las voces convierten estos villancicos en versiones muy cercanas al sentir peruano, pero que no pierden aquello que llaman el espíritu navideño: el constante redescubrir el espíritu cristiano de las fiestas, la infantil ilusión por la celebración y esa nostálgica esperanza que surge en estas fechas.

Mamacha Music fue creada con el objetivo de registrar y difundir las músicas más bellas del Perú y han empezado una alianza estratégica para promover la música peruana. Desde noviembre, en los establecimientos de Starbucks, están a la venta los discos de esta productora. Algo que se debe destacar es que un porcentaje del monto económico recaudado será enviado a un fondo benéfico a favor de la escuela de música Jazz Jaus.

Verdades históricas antiperuanas de Chile

A los peruanos nos falta dar el salto cualitativo que nos coloque por encima de toda trama contra el país

VALENTIN GAZZANI BOSWORTH

Qué alegría habrán sentido los chilenos al conocer el lanzamiento de la candidatura de Toledo, su fiel amigo, pues si los votantes peruanos se dejaran llevar otra vez por su eterna inclinación al suicidio colectivo convirtiéndolo en Presidente, ellos (los chilenos) volverán a tener oficinas en Palacio de Gobierno y desde allí regirán el destino del Perú como la vez pasada, convenciendo al dipsómano cliente del especulador gitano Soros, que vuelva a izar allí la bandera de los gay pretendiendo que era el labarum del incario, a sabiendas de que nunca lo hubo.


Eso como ejemplo real y lo otro es que con Toledo en Palacio, el arreglo de la “cuestión” marítima se vuelve más asequible. Hace doscientos años, años más años menos, un peruano ocupaba la presidencia de las Cortes españolas luego de la derrota de Napoleón Bonaparte y la consecuente expulsión de Pepe botella.
Tal era el poder y la injerencia que teníamos por ser el virreinato peruano parte integrante del reino de España. En aquella época, la Capitanía de Chile era, como su nombre indica, capitanía de puerto a la que los ingleses habían echado el ojo para convertirla en el eje central de la invasión al Perú, so pretexto de liberarlo del “yugo” español (y encima nuestros “amigos” libertadores nos cobraron deuda de guerra y nos despojaron de territorios). Ya por el norte y por el Atlántico sur los ingleses habían configurado la tenaza militar para quitarle a España sus colonias en una especie de venganza de tribu bárbara por haber perdido ellos la de EEUU. San Martín y Bolívar fueron financiados por la logia inglesa “Lautaro” (nótese el nombrecito de la tal logia) supuestamente conformada por masones anti-católicos. Les faltaba el dardo por el lado más cercano del Pacífico y por eso escogieron al pequeño país llamado Chile. Antes de seguir adelante debo aclarar que los chilenos aprovecharon bien (y siguen aprovechando del apoyo sajón) la circunstancia de la ayuda inglesa para conformar su nueva sociedad, mientras nuestros antepasados herederos de la república se vestían de oropel francés y se ocupaban de sus pequeños asuntos particulares, suponiendo que la historia estaba de su lado en el manejo del país, grave error que descoyuntó al Perú del siglo XIX por el que hemos pagado las consecuencias. La demanda marítima reciente ha tenido la virtud de sacar a Chile del clóset para decirle al mundo que el Perú no es de fiar y que ellos sí son país serio, cuando no hace mucho tiempo atrás, en 1995 y siendo garantes o avalistas de un tratado de Paz le vendieron armas a una de las partes en conflicto (que por lo demás siempre alentaron por lo bajo para jaquear al Perú en su desarrollo). Y ni qué decir que hace cien años culminaba la maniobra para impedir el referéndum sobre Tacna y Arica (que ellos mismos propusieron en el Tratado de 1883), viéndose obligados por EEUU a entregar Tacna en 1929, 50 años después de la guerra que perdimos, en una especie de solución salomónica incomprensible para los pueblos no sajones. Con la elección de Toledo culminaría la puesta en marcha del viejo sueño chileno de la “ampliación del territorio metropolitano”.(*) Esto es, sin necesidad de enfrentar un conflicto bélico, tendrían suprema injerencia en los asuntos peruanos convirtiéndonos en una extensión de su ámbito territorial. Ya lo hemos visto desde el 2001 cuando empezaron por apoderarse, sin competencia que valga la pena, de los cielos del Perú (no sólo comercialmente sino en el rubro de carga y el militar porque en Lan hay pilotos peruanos –para guardar las apariencias- imbuidos del espíritu chileno).

En esta década han maniobrado exitosamente para hacer desaparecer a nuestras venidas a menos Fuerzas Armadas, que no solo no han comprado material de guerra importante sino que dejarán de funcionar, poco a poco, las escuelas de oficiales. Únicamente prepararán efectivos militares para los cascos azules de la ONU que vayan a lugares inhóspitos y al VRAE. En esta década también han apoyado la modernización del Callao porque lo necesitan como puerto “feeder” (o alimentador) del gran puerto del Pacífico que están terminando de construir en Mejillones (irónicamente, Mejillones se ubica en Punta Angamos). El comercio retail (al detalle) del Perú está en sus manos – Ripley, Saga Falabella, Tottus, Wong – y su injerencia en banca y bolsa de valores peruanos es notoria. Por ello debemos entender que lo que se conoce en geopolítica como “percepción de país” lo tienen ellos, no los peruanos. Entonces, el armamentismo que lucen los chilenos no es en primera instancia para atacar a sus vecinos (que lo harán si fuera necesario para sus intereses) sino que es parte importante de lo que debe lucir un país aspirante al primer mundo, tanto en el aspecto militar cuanto en el económico y el político. Su única flaqueza por ahora es la cuestión social, pues hay extrema desigualdad entre los de arriba y los de abajo chilenos. Los peruanos tenemos la obligación de pararnos sobre nuestros propios pies. Ya basta de manipulaciones y ajetreos para favorecer a otros.

Nos falta un relativamente pequeño impulso para dar el salto cuantitativo y cualitativo que nos coloque por encima de toda trama en contra del país. La década que comienza el 2011 es definitoria y es por ello que los jóvenes empresarios, emprendedores, asalariados, propietarios y además deberán avanzar hacia el futuro con paso firme y sin complejos. No hay otra solución. P.D.- El Ministerio de Cultura creado por este gobierno absorbió las instituciones “culturales” del Estado entre ellas el canal 7 de TV. Ahora canal 7TV ha pasado a ser de “canal de todos los peruanos” a “canal de todos los caviares.” NB1.- El millón de disciplinados votos de la familia militar – policial será decisivo el 2011 para elegir presidente de la república y obtener mayoría en el Congreso. Aún es difícil conjeturar su inclinación. Lo que sí podemos predecir es adónde no irán. No votarán por Toledo ni por Aráoz. NB2.- Las encuestadoras se coluden como los que quieren tramar la igualdad de precios. Ahora resulta que la oferta millonaria de publicidad orquestada para Toledo (hace recordar la campaña de 1990 del FREDEMO y Vargas Llosa) es la que impulsa su candidatura. Ni que el pueblo fuera caído del palto. NB3.- Los pueblos eligen a sus dignatarios a su imagen y semejanza. El pueblo ha elegido la huachafería. Debemos respetar la voluntad del pueblo, así es la democracia. (*) Leer ensayo de los nuevos pensadores italianos Fco. Alberoni “Escenarios de poder”,-Furio Colombo “Poder, grupos y conflicto en la soc neolendal”, “La Nueva Edad media ha comenzado ya”. Alianza Editorial. Madrid 2004.

FUENTE : LA RAZÓN

Muerte de la cédula viva es obra de los mismos que traicionaron al Perú en la Guerra con Chile

La ingratitud para con los vencedores del terrorismo
EDWIN DONAYRE GOTZCH (*)

General de División EP ®


Por haber transitado el Perú de frontera a frontera, por alrededor de 40 años en el Ejército, incluido en la guerra contrasubversiva, creo interpretar el sentir del pueblo y la indignación de viejos y jóvenes soldados y policías que enfrentaron y enfrentan aún, en especial en los Valles de los Ríos Apurímac y Ene, también conocido como el VRAE, al terrorismo y al narcotráfico, enemigos del país, de la libertad y la democracia.


Con sus aciertos y errores, con el apoyo del pueblo y los Comités de Autodefensa, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional han cumplido honrosamente en la larga marcha de la tarea pacificadora, pero a un elevado costo, porque para muchos fue un viaje sin retorno. Para otros significó regresar mutilados y discapacitados física y mentalmente, por lo que sus madres, esposas e hijos sobrellevan el sufrimiento al verlos inutilizados, y, por si fuera poco, no pocos de ellos y sus jefes han estado o aún están enjuiciados por supuesta “violación de derechos humanos” en el combate contra los asesinos de sectas genocidas maoístas y polpotianas.
Muchos veteranos de la guerra antisubversiva que combatieron en las peores condiciones, años después pensaron que con el pujante crecimiento económico del Perú (que con su sacrificio y sangre ellos ayudaron a impulsar derrotando al terrorismo), al fin habría recursos fiscales para elevar en algo sus magras remuneraciones y pensiones, que están entre las peores de América Latina. Pero no. Se equivocaron. Y es que al retornar de los destacamentos que se habían forjado en esa confrontación –el Frente Huallaga o el Frente Mantaro por ejemplo, o de los antiguos Comandos Político-Militares, como el de Ayacucho– pronto se dieron con la sorpresa de que no les esperaba el agradecimiento, por haber devuelto la paz a la Patria amenazada, sino un paquete de ingratitudes de un Estado infiltrado por elementos que profesan un odio enfermizo a la Fuerza Armada o son marionetas de poderes supranacionales.

El pueblo civil y el pueblo en armas Hay que enfrentar de una vez la verdad sobre este tema que se ha trocado ideológico. Para nadie es un secreto que todo el siglo XX, e incluso antes, el pueblo civil y el pueblo en armas (especialmente el Ejército), aunque unidos por el sentimiento patrio, caminaron muchas veces por cuerdas separadas. Y es que de un prejuicio civilista, que antes fue contra los legionarios de la independencia y después contra los sobrevivientes y héroes de la Guerra con Chile, se pasó primero al veto y después al odio en la época moderna del Perú, sobre todo después del alevoso crimen contra el general Sánchez Cerro a manos del APRA en la primera mitad del siglo pasado. En la segunda mitad, cuyas consecuencias las vivimos, vino el ingrediente ideológico, cuando sobre la base de los viejos prejuicios, vetos y odios se instaló, en la mayoría absoluta de los centros de formación superior, llámese Universidades y Normales, y lo que es peor, como una política de Estado, la primacía de la enseñanza del marxismo leninismo y de la lucha de clases en sus diversas variantes, incluido la genocida de Abimael Guzmán, en la Universidad de Huamanga, para efectos de la comprensión de la historia del Perú y el estudio de la realidad nacional. Y las mismas circunstancias en el magisterio nacional, encargado de la enseñanza primaria y secundaria, a cargo de sectores extremadamente radicales del sindicato magisterial llamado SUTEP. Durante decenios se encargaron de inocular el odio ideológico, “de clase” le llaman, en las aulas universitarias y en el mismo magisterio nacional, obra de los sectores extremistas y sediciosos. Son éstos los que han inculcado en nuestros hijos esas ideas de odio predicando que la Fuerza Armada es el brazo armado, el “perro guardián” de la oligarquía, la burguesía y el imperialismo, cuando cualquier investigación seria concluiría que no ha sido así. Es esta corriente ideológica comunista y/o comunistoide la que ha dominado y domina aún el mundo cultural peruano, la que con sus revisionismos históricos ha mellado la autoestima nacional, al extremo de que nuestros muchachos y adolescentes sentían vergüenza de cantar el sagrado Himno Nacional. De esas escuelas de odio han salido los cuadros que han pasado a formar la Judicatura y en general el manejo de los poderes del Estado. Son los mismos que a diario atacan a la Iglesia católica y al empresariado que motoriza el desarrollo económico. Son los tataranietos del viejo civilismo traidor en la guerra con Chile, aupados en el Perú de hoy en diversos estamentos del Estado y en especial en ciertas ONG dizque de derechos humanos que, con el apoyo de algunos medios de comunicación, que también lucran con ese tipo de odio contra el Ejército del Coronel Francisco Bolognesi y del Mariscal Andrés Avelino Cáceres, prosiguieron con su campaña de destruir a la Fuerza Armada, en muchos casos, tras los dictados de ciertos poderes imperiales que pretenden que en nuestra América Latina, al margen del Brasil, país con peso propio en el concierto mundial, solo Chile posea fuerzas armadas en una suerte de gendarmillo en la parte sur del continente.

La conjura continuada A resultas de este desencuentro entre militares y civiles es que no hay una comunidad de intereses, salvo en situaciones extremas de guerra interna o externa, cuando los enemigos de antaño bajan la guardia sólo por cuidar sus pellejos. Pasado el peligro, vuelven a las andadas, siempre desde los medios de comunicación y determinados partidos políticos, al extremo de oponerse en todo lo positivo para las Fuerzas del Orden, o impedir un consenso nacional en temas cruciales como es la Seguridad y Defensa Nacional. Por eso sería un lugar común hablar de la indiferencia y el desinterés de este tipo de civilismo antimilitar por conocer la forma de vida espartana que se practica en cuarteles y comisarías o las peculiaridades de la sacrificada vida castrense. En los últimos años no es tanto la ignorancia en torno a cómo es esa vida, sino el prejuicio y la demagogia de presentar a los Institutos Armados o a la Policía Nacional como entes per se corruptos, al igual que su alta oficialidad, usando para tales fines de manipulación mediática la nefasta experiencia del montesinismo cleptocrático. En esta conjura continuada, en este diseño de destrucción de nuestra Fuerza Armada, en especial el Ejército, es decir el pueblo en armas, es que llegó, con demasiada mezquindad, lindante con la traición, el marrullero proyecto de ley de muerte de la “Pensión renovable” (mal llamada cédula viva, simplemente para confundir al público y con la excusa de eliminar el “efecto espejo”), el DU Nº 014 – 2010, que era lo último que en materia de precaria seguridad económica aún mantenían y mantienen los militares que habían decidido, desde muchachos, dedicar sus vidas a esta sacrificada misión de las armas, que es la de dar seguridad interna y externa a nuestro Estado nación y a las instituciones que la sustentan. La opinión pública debe saber que es el Estado el que pretende eliminar la Pensión Renovable, desconociendo el régimen excepcional que norma la situación laboral de las Fuerzas Armadas y Policías de la mayoría absoluta de las naciones del mundo, incluido Chile, que tanto les gusta imitar y poner de paradigma, en este caso con remuneraciones y pensiones dignas de reconocer en el país austral. Aquel regalo macabro, aquel paquete de medidas contra el pueblo en armas, que ha sido objeto de rechazo unánime en la Fuerza Armada y la Policía Nacional, vino nada menos que del actual Gobierno en la persona de doña Mercedes Aráoz, cuando era titular de la burocracia insensible del Ministerio de Economía y Finanzas, antes de asumir el encargo de una eventual candidata presidencial del Partido Aprista. El periodista César Hildebrandt ha ido más lejos en su habitual estilo. En reciente columna titulada “Hora decisiva para el APRA”, ha dicho que “la señora Aráoz es muy amiga de Chile y enemiga de las Fuerzas Armadas del Perú, a las que reduciría a una condición aún más indigente; es enemiga del gasto social, que con ella sería mutilado ene veces; es enemiga del salario mínimo y de los derechos sindicales. O sea: podría hacer el trabajo sucio del liberalismo paporretero que el actual Gobierno ha adoptado como religión”.

Un desencuentro a resolver Las autoridades que ya se van nos exigen sacrificios al pueblo en armas y sus jubilados, pero se hacen de la vista gorda ante el aumento de 28% de incremento presupuestal del Congreso en el proyecto de Presupuesto General de la República para el 2011. Es decir ¡82 millones de soles, o un equivalente de 750 mil soles por cada parlamentario! Alguien ya dijo que eso servirá para ser usado en jugosas liquidaciones o compensaciones a los congresistas que no serán reelegidos, al igual que a su entorno. ¿Por qué ese monto si toda la administración pública tendrá un incremento, por el crecimiento económico, de menos del 8%? ¿Cómo es esto de que un poder del Estado se da el lujo de incumplir las disposiciones sobre disciplina fiscal? Tal vez sea necesario refrescarle a los llamados “padres de la Patria”, que un coronel del Ejército tiene como sueldo básico 0.6 centavos de Sol. La ley ordena que al pasar a retiro debe recibir 35 sueldos, o sea dos soles. ¿No es esto una irracionalidad a superar y otro ejemplo del desencuentro a resolver entre civiles y militares? Mientras tanto, el Ministerio de Economía y Finanzas anuncia el contrato de una empresa para que haga un estudio de nuevos sueldos y pensiones para el personal en retiro de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Otra consultoría insulsa, para la cual sí hay jugosos presupuestos cada año, como si el caso pensionario en debate fuera de complicada investigación. ¿Acaso no es elemental que todo régimen previsional está relacionado al régimen laboral? ¿Al margen de la experiencia mundial, es tan difícil entender las particularidades del trabajo castrense? Simplemente no. Se trata de un régimen remunerativo diferente al de cualquier otro funcionario público. Un compromiso de por vida de trabajo de 24 horas, sin descanso si así lo dispone la superioridad, es decir a dedicación exclusiva. En épocas de paz, sólo puede descansar si uno no está de servicio. No hay derecho a sobretiempos remunerados, u horas adicionales de descanso, o pago extra por nocturnidad, ni por alto riesgo, o por manejo de material peligroso y costoso, nadie recibe más de 12 sueldos al año, y los despidos son intempestivos y sin ninguna compensación. La formación profesional es acuartelada, con el deber de no quejarse, excusarse, ni menos disculparse, bajo ninguna circunstancia en el cumplimiento del deber, aunque la vida corra peligro. La vida castrense no tiene derecho a la organización sindical, a la protesta, a la opinión discrepante. Es la única profesión que debe cumplir estricta inamovilidad que puede representar meses y meses, en periodos de estados de emergencia, o de excepción, como ha sucedido desde 1980 hasta la década siguiente del pasado siglo, en la guerra antiterrorista, manteniéndose esta situación a algunas regiones del territorio nacional, como el llamado VRAE. Incluso para contraer matrimonio hay que pedir permiso, entre tantas otras restricciones que son derechos de todo funcionario público civil. (Continúa mañana). (*) Ex Comandante General del Ejército

sábado, 27 de noviembre de 2010

Batalla de Tarapacá, los sirvientes de Chile evitan resaltarla

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Hoy recordamos un nuevo aniversario de la victoriosa batalla de Tarapacá. Los diarios sirvientes de Chile pueden recordar fechas que nos llevan a historia más antigua, como la del Señor de Los Milagros, Santa Rosa de Lima o el 28 de julio de 1821, pero evitan recordar la Batalla de Tarapacá, basta revisar los diarios para comprobarlo.

Esta batalla tuvo lugar el 27 de noviembre de 1879. Para apreciar el significado de esta acción de armas debe tenerse en cuenta que tras el revés de San Francisco y ya sin la ayuda del ejército boliviano, las fuerzas del ejército peruano no tenían ni caballería ni artillería; eran puramente hombres de a pie que literalmente habían estado perdidos en el desierto.

La vanguardia del ejército peruano y su primera división, al mando de Alejandro Herrera, estaban a unos 15 kilómetros de Tarapacá, en Pachica, lugar donde acamparon.
En Tarapacá sólo estaban las divisiones de Andrés A. Cáceres, la de Francisco Bolognesi y una tercera que agrupaba a restos de unidades heterogéneas1. Las bien organizadas tropas de ladrones y asesinos chilenos asomaron por las alturas de Tarapacá aproximadamente a las 8 y 30 de la mañana, de manera que iniciaban la batalla teniendo a las fuerzas peruanas casi rodeadas y en parte baja.

Apenas notaron la presencia de los delincuentes chilenos, las tropas peruanas tomaron la ofensiva, ¡cuesta arriba! Tras horas de intenso combate los peruanos ocuparon las alturas y, además, oportunamente llegaron de Pachica la vanguardia y la primera división, que contribuyeron a sellar la victoria a las 5 y 30 de la tarde. Del lado peruano hubo 236 muertos y 261 heridos; mientras que los hampones chilenos tuvieron que lamentar 516 muertos, 176 heridos y 60 prisioneros.

Esta gesta heroica es notable, además, por la atinada dirección de los comandantes peruanos, que condujeron de manera muy acertada los movimientos y maniobras de las unidades a su mando, puesto que el menor error hubiese significado la destrucción de las fuerzas peruanas, que combatían, como hemos señalado, sólo como fuerza de infantería, frente a los rateros chilenos que sobre los nuestros tenían la ventaja de contar con caballería y artillería. Los soldados peruanos llegaron a capturar del enemigo piezas de artillería que utilizaron contra ellos, lo cual dio cierto equilibrio a las acciones.

Los peruanos derrotaron de manera contundente a los homicidas chilenos invasores, pero tal como estaba la situación de la guerra y los recursos económicos del país, nuestro ejército no estaba en condiciones de sacar provecho de esta victoria. La misma noche del 27 emprendió la marcha hacia Arica, al norte, y ni siquiera pudieron llevarse los cañones capturados a los terroristas chilenos puesto que, como se ha señalado, los peruanos no teníamos caballería ni animales de tiro. Destacaron en esta jornada victoriosa los coroneles Francisco Bolognesi, Andrés A. Cáceres y Belisario Suárez y el soldado cuzqueño Mariano de los Santos, que capturó el estandarte del 2.o de línea del ejército agresor.

Esta gloriosa victoria de las armas peruanas, lograda en batalla cuesta arriba con tropas cansadas de caminatas, mal armadas, mal vestidas y calzadas, fue motivo de orgullo para los militares peruanos hasta aproximadamente la década de los treinta del siglo pasado. Después, hasta el día de hoy, la coima chilena a los gobernantes peruanos ha hecho que éstos anulen o minimicen las expresiones de patriotismo de los peruanos y ya casi nadie celebra esta victoria, la única2 que logró el ejército peruano durante la guerra de 1879-1883. Paradójicamente, se ha convertido en un recuerdo incómodo3 que estorba la “amistad” que promueven los sirvientes de Chile con los delincuentes agresores que vinieron del sur. Consecuentemente, en esta atmósfera de sentimientos prochilenos, para los lacayos de Chile mejor que recordar a los héroes de Tarapacá y rendirles público reconocimiento es tributar homenaje a la rata chilena Arturo Prat en instalaciones militares peruanas4.

Es muy importante que prestemos atención a lecciones que nos deja la guerra que nos enfrentó a los terroristas chilenos. Si pasó lo que pasó, si sufrimos las ya conocidas derrotas, fue porque en su momento —al menos unos diez años antes de la invasión chilena— los gobernantes del Perú, por ignorancia o por corrupción, no tenían claro que Chile era país enemigo; sólo unos pocos entendían esta realidad y clamaban por la necesidad de prepararse para la guerra, pero más pudo la influencia de traidores prochilenos como Mariano Ignacio Prado y Nicolás de Piérola que en cada momento dejaron de hacer o hicieron justo lo necesario y conveniente a los intereses chilenos. Por eso, a la luz de la historia y de los hechos actuales, es necesario saber si quienes dirigen los destinos del Perú y quienes están encargados de su defensa son patriotas verdaderos o son peruanos al servicio de Chile, país delincuente y enemigo del Perú. ¿Cómo saberlo? Muy simple: si son patriotas verdaderos dirán públicamente que Chile ha sido y es enemigo del Perú; si están vendidos a Chile evitarán dar una respuesta clara.
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1 En esta división participó la columna Loa, de civiles bolivianos que con refuerzos peruanos llegaron de Iquique. Días antes el ejército boliviano ya se había retirado en desbandada a su tierra tras la batalla de San Francisco.

2 Es la única victoria del ejército como fuerza organizada. Las otras victorias peruanas logradas durante la Campaña de la Breña no fueron obra del ejército peruano sino de las guerrillas y montoneras que organizó Andrés Avelino Cáceres.

3 Para evitar ofender a sus vencedores y patrones chilenos, los militares peruanos prefieren recordar batallas perdidas, derrotas. Su baja autoestima les impide poner en primer plano victorias como las de Tarapacá, Marcavalle y Concepción. ¡Uy, no se vayan a enojar los chilenos!

4 Leer: García y Wagner humillan a la Marina de Guerra

FUENTE : CON NUESTRO PERÚ

La Batalla de Tarapacá

Tomás Caivano

Victoria en Tarapacá: "Belisario Suárez iba adelante en su ágil caballo blanco. Era el punto de mira de todo el ejército, electrizado por el ejemplo."


Cuatro días después de la batalla de San Francisco, los chilenos alcanzan al ejército peruano en Tarapacá. - Esperan refuerzos. - Contingentes respectivos de los ejércitos. - El ejército peruano estaba desorganizado. - Tarapacá. - Sorpresa y valerosa defensa de los peruanos. - El historiador Vicuña Mackenna quiere atenuar la derrota de los chilenos. - Los peruanos, aun faltándoles municiones, obtuvieron una espléndida victoria. - Porque no aprovechó en modo alguno al Perú. - Los peruanos se dirigen a Arica. - Fanfarronadas chilenas. - El desierto de Tarapacá queda en poder de los chilenos.
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General Juan Buendía, Vencedor de Tarapacá,

General en Jefe del Ejército del Sur


Después del simulacro de batalla de San Francisco, el ejército chileno permaneció inactivo, como si estuviese clavado en sus posiciones, por espacio de cuatro largos días; mientras todo exigía que se hubiese puesto inmediatamente en persecución del enemigo, desde la misma noche del 19: la posición de éste era tan triste que, una vez alcanzado, hubiera acabado necesariamente por rendirse. El Estado Mayor chileno no salió de su torpor sino en la mañana del 24, enviando una pequeña fuerza de caballería e infantería por el camino que atravesaran cuatro días antes las tropas peruanas.

Esta fuerza llegó sin inconvenientes a Tarapacá; y sabiendo que el enemigo se encontraba provisoriamente acampado allí, en tan deplorables condiciones de hacer suponer que, incapaz de batirse, se habría necesariamente rendido al simple acercarse de una división enemiga, por débil que fuese, su primera idea fue la de adelantarse inmediatamente, e intimarle la rendición. Después, escuchando consejo más prudente, decidió esperar, antes de intentar la empresa, los refuerzos que diligentemente pidió y obtuvo del cuartel general; y al amanecer del 27, con la completa confianza de hacer prisionero al enemigo sin disparar un tiro, se presentaron los chilenos sobre las alturas que dominan la pequeña aldea de Tarapacá. Sus fuerzas las hacen ellos ascender a 2,500 hombres, entre caballería e infantería, y diez cañones; los adversarios dicen por el contrario que fueron más de 5,000. A nuestro juicio, ambas cifras son equivocadas: es un hecho, que el combate de Tarapacá fue sostenido por la división Arteaga, que el 19 trajo consigo de Pisagua el General en Jefe, y que se quedó en Jazpampa, cuando la retirada y dispersión del ejército de los aliados hizo inútil su presencia en San Francisco; y puesto que resulta de los documentos y partes oficiales chilenos, que dicha división se componía entonces de 3,500 hombres (1), todo dice y hace creer que éste precisamente, aumentado con los 400 hombres que habían salido antes de Dolores, fuese el número de los chilenos que tomaron parte en la jornada de Tarapacá, es decir 3,900 entre todos.
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Coronel Belisario Suárez, Vencedor de Tarapacá,

Jefe del Estado Mayor

En cuanto a los peruanos, no pasaban de 5,000, de los cuales, cerca de 3,600 se encontraban en la aldea misma de Tarapacá, y 1,400 unas cuantas millas más allá, en Pachica, en marcha para Arica; de manera que las primeras seis horas de combate, comenzando desde las nueve de la mañana, fueron sostenidas únicamente por los 3,600 hombres que se hallaban en Tarapacá. La división de Pachica tuvo noticia de la llegada de los chilenos en Tarapacá, en el momento mismo en que comenzaba la lucha, mientras se preparaba a continuar su marcha hacia Arica: no pudo encontrarse sobre el campo de batalla sino a las tres de la tarde; y como fácilmente se comprende fue la que decidió del éxito de la jornada (2).

Atendiendo a los precedentes de San Francisco y al lamentable estado en que se encontraban los batallones peruanos en Tarapacá la confianza que animaba a los chilenos, de hacerlos prisioneros con poca o ninguna fatiga, no era completamente sin fundamento.

En dirección a Arica, donde principalmente los empujaba la falta de vituallas, el hambre que lentamente los consumía desde tantos días, los peruanos se habían detenido en Tarapacá con el solo objeto de hallar un poco de reposo después de tantos días de largas y fatigosas marchas, y de esperar a la quinta división que había salido la última de Iquique, para entrar reunidos en Arica. Esta división, caminando a marchas más que forzadas en un desierto impracticable, por seis días consecutivos, había llegado a Tarapacá, rendida y fatigada, la mañana del día antes, 26; cuando, en atención a los muy pocos recursos que pudo ofrecer la pequeña aldea de Tarapacá, era preciso ya salir de allí. Sin embargo, para dar un día a lo menos de reposo a esta división, que literalmente no se tenía de pie, se hizo salir adelante una división de 1,400 hombres (la que luego volvió desde Pachica), aplazando la salida del resto del ejército para las últimas horas del día después, 27.

Por consiguiente, la mañana del 27, casi en el momento de emprender la desastrosa marcha, que tenía todo el aspecto e importancia de una fuga —pues sino del enemigo, huían de las privaciones del desierto— el pequeño ejército del Perú hallábase aún como lo vimos al alejarse de las faldas de San Francisco, en estado de completa desorganización. Salvo pocas excepciones, puede decirse que no había oficiales: los que no habían desertado después de los hechos de San Francisco, habían perdido todo prestigio ante sus soldados, los cuales no podían dejar de reprocharles su mala conducta del día 19, delante del enemigo. Había, es verdad, unos cuantos oficiales que, por sí mismos muy dignos de consideración, todavía conservaban su propia autoridad, como Buendía, Suárez, Cáceres, Bolognesi y Ríos que mandaba la división que había llegado de Iquique, y otros de igual mérito: pero, si con sus esfuerzos podían conseguir mantener unida aquella gente (lo que no era poco en aquellas circunstancias, y que hubiera sido imposible con soldados menos buenos), no eran suficientes para atender a todo, y para levantar el espíritu de aquellos hombres que, después de haberse visto tan mal dirigidos y guiados y hasta cierto punto víctimas de la traición de sus jefes más inmediatos, se veían todavía rodeados de dificultades y privaciones de todo género, con la terrible perspectiva más o menos próxima de tener que sufrir el hambre más espantosa quien sabe por cuantos días. Disciplina, por consiguiente, tenían poca o ninguna; y exceptuando el hecho de permanecer todos juntos, de no desertar, cada uno tenía tácitamente la facultad de obrar a su albedrío.

Como prueba de cuanto antecede baste saber, que no hacían ninguna de las tantas operaciones propias a un ejército en campaña, ni aun las que tan imperiosamente exigía su misma seguridad personal. Nadie pensaba al enemigo que dejaban a las espaldas, y que debían suponer ocupado en su persecución: Vivían en el mayor olvido de todo, sin avanzadas, sin patrullas de inspección y sin tener ni aun siquiera una centinela que pudiera avisarles su llegada, en el caso nada improbable de que esto llegase a suceder. Y aquí hay que advertir, que situada la pequeña aldea de Tarapacá en el fondo de un estrecho valle, cuya mayor anchura no pasa de un kilómetro, entre dos cadenas de cerros elevados y escabrosos, su situación debía necesariamente ser de las más críticas y difíciles en el caso de una sorpresa por parte del enemigo, el cual podía ocupar sin ser apercibido las alturas de los cerros, como efectivamente sucedió la mañana del 27, y desde allí fusilarlos a mansalva, antes que tuvieran tiempo de salir de aquella especie de profundo canal en que se encontraban (3).

Esta circunstancia era precisamente la que fortalecía más la confianza que abrigaba el ejército chileno de hacerlos prisioneros a poca costa, pareciéndole, y no sin razón, casi imposible toda tentativa de resistencia, una vez que se hubiesen dejado sorprender en Tarapacá, aun independientemente de toda otra consideración.

Como la sorpresa sucediera, y como los peruanos encontraron medio de salir de su difícil y casi desesperada situación, lo sabremos por el escritor chileno tantas veces citado.
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Coronel Andrés Avelino Cáceres,

Vencedor de Tarapacá,

Comandante General de la Segunda División


“Hallábase el Coronel Suárez bajo un corredor, firmando una papeleta para distribuir unas pocas libras de carne de llama al batallan Iquique –35 libras por batallón– cuando, apeándose de sus mulas tres arrieros que habían salido en la mañana a sus quehaceres por los cerros del oriente, corrieron a decirle que el enemigo coronaba las alturas por el lado opuesto. Y no habían aquellos acabado de hablar, cuando otro arriero revolvía del camino de Iquique con la misma terrible noticia… Eran las nueve y media de la mañana del 27 de noviembre cuando oyóse en todos los cuarteles y puntos de hospedaje del bajio el bronco sonar de las cajas de guerra que tocaban generala… alistáronse todos, sin acuerdo previo, para salir de la ratonera en que estaban metidos, dominando a un mismo tiempo las alturas del suroeste y del noroeste que emparedaban la quebrada como hondo cementerio… No había por allí senderos practicables, pero los soldados alentados generosamente por sus oficiales, trepaban los farellones a manera de gamos, apoyándose en sus rifles… El Coronel Suarez, Jefe del Estado Mayor, esta vez como en todas las precedentes iba adelante, y su ágil caballo blanco, encorvándose en la ladera para afianzar sus cascos y su avance, era el punto de mira de todo el ejército electrizado por el ejemplo. Eran las diez de la mañana, y la terrible batalla de Tarapacá que fue propiamente una serie de batallas en un mismo Campo Santo, iba a comenzar (4).”

El soldado peruano probó una vez más, en la sangrienta lucha de Tarapacá, como en los tiempos de la guerra de la independencia, sus excelentes cualidades personales, y lo mucho que se podría conseguir de él si tuviese una buena oficialidad. Sorprendido por el enemigo cuando menos se lo esperaba, casi encerrado en un foso sin salida, y cuando por sus excepcionales condiciones del momento, así materiales como morales, debía necesariamente encontrarse tan débil de ánimo como de cuerpo, supo, no solamente salir del foso para ponerse enfrente de un enemigo que lo dominaba y fusilaba a discreción, sino también combatir valerosamente durante largas horas, y conseguir una victoria tan espléndida como inesperada. Para obtener todo esto, no pudo contar más que sobre su valor personal, sostenido apenas por el ejemplo y la voz de un pequeño número de buenos oficiales. Sin artillería y sin caballería, de que el enemigo estaba abundantemente provisto, sin plan de batalla y sin hallarse confortado por alimentos buenos y suficientes (habiendo sido sorprendido mientras se estaba preparando el mezquino rancho, al cual estaba reducido desde algún tiempo), el soldado peruano se adelantó intrépido y resuelto contra el enemigo; lo fue a buscar hasta dentro de sus mismas posiciones, que estaban defendidas por diez buenos cañones y por las bien aprovechadas asperezas del suelo; y luchando cuerpo a cuerpo, en un encarnizado combate varias veces suspendido, para tomar aliento y volverlo a empeñar cada vez con vigor siempre creciente, le tomó sus cañones y sus banderas, lo desalojó de sus posiciones, y lo hizo retroceder varias millas en completa derrota. Si el soldado peruano hubiese tenido todavía a su disposición, suficientes cartuchos para seguir haciendo fuego diez minutos más, la jornada hubiera concluido con la pérdida completa e inevitable de toda la gruesa división chilena (5).

Aunque, movido por su excusable amor de patria, se afane Vicuña Mackenna en atenuar la indudable derrota de los suyos, la verdad no deja de hacerse de vez en cuando camino, aunque más o menos ahogada, en el curso de su apasionada narración: así es que exclama: “La pérdida que más profundamente afligiera el corazón de la República en aquella luctuosa jornada, en que por la primera vez en larga historia (¡un país que nació ayer!) dejó Chile sus cañones y su bandera en manos enemigas, fue aquella de los dos Jefes etc. etc… La derrota tan temida por el chileno, va a consumarse... Pero ¡oh fortuna! las filas peruanas vacilan y se detienen en medio de la pampa. ¿Qué acontece? ¿Qué orden, ni cual causa sujétalas misteriosamente en el camino de su inminente victoria?” Después, enumeradas con su habitual prolijidad las diversas causas, comprendida la de la falta de municiones, que a su entender, detuvieron en el mejor momento las tropas peruanas, continua: “No es posible precisar duda tan ardua, porque lo más cierto tal vez fue que todas esas causas influyeron a la vez en la mente de los jefes peruanos para contener el final avance que iba a traer a sus banderas un señalado e histórico triunfo (6).”

Ya en completa derrota, los chilenos no hacían más que huir a la desbandada por el camino de su cuartel general de Dolores, de donde esperaban numerosos refuerzos, cuando los peruanos, que desde largo rato no hacían fuego más que con las armas y municiones de los muertos y heridos chilenos, viendo que no tenían un solo cartucho que quemar, se encontraron obligados a detener una persecución ya bastante prolongada; y es indudable, que si hubiesen tenido un poco de caballería o algunas municiones más, el ejército chileno se hubiera visto obligado, o a caer prisionero, o a dejarse acuchillar impunemente; porque hacía tiempo ya que no oponía ninguna resistencia, si se exceptúan solamente algunos raros casos de individuos aislados, que de cuando en cuando descargaban todavía sus armas. Pero, si favorecido por un evento tan extraño a él y a su acción, pudo el ejército chileno tan inesperadamente salvarse de una ruina cierta y completa, no por esto la jornada de Tarapacá dejó de ser una espléndida victoria para las armas peruanas; victoria que será para la historia tanto más bella y significativa, cuanto más justamente se calcule la diversa situación en que se encontraban los dos ejércitos combatientes. Las pérdidas fueron: muertos y heridos chilenos 758, prisioneros 56; muertos y heridos peruanos 497.

Sin embargo, esta victoria, la única que cuente el Perú en todo el curso de la guerra, y tan bien ganada como hemos visto, no pudo en modo alguno mejorar la suerte de la lucha en la cual se hallaba empeñado, atendida la excepcional condición, que el lector conoce, en la cual se encontraba el ejército vencedor, y que la victoria no modificó ni podía modificar. Tenía necesidad de víveres, de pan; y la victoria conseguida sobre el enemigo no podía dárselos, porque no era éste quien lo privaba de tales artículos de primera necesidad, sino el desierto que lo rodeaba por todas partes, y la incapacidad del Presidente de la República y director supremo de la guerra, que indolente y ocioso en Arica, nada había hecho y nada hizo para socorrerlo. Tenía necesidad de municiones de guerra, de cartuchos; y la victoria no hizo más que hacerle consumar los pocos que aún le quedaban. Su situación, después de la victoria, era todavía más desesperada que antes. Aún prescindiendo de la imposibilidad de mantenerse en Tarapacá sin víveres; si el enemigo volvía al ataque, lo que era fuera de duda, teniendo cerca de siete mil hombres todavía en el próximo campo de Dolores, no hubiera podido responder a sus fuegos, ni aun con un solo disparo.

De consiguiente, el ejército vencedor se vio obligado a continuar sin demora su marcha hacia Arica, ya fijada para aquel mismo día 27. La victoria no había podido influir más que en retardarla de algunas horas; y a la medianoche, entre el 27 y el 28, mientras los deshechos batallones chilenos, temerosos de ser atacados al amanecer se alejaban a toda prisa del último campo de batalla, las victoriosas fuerzas peruanas, después de haber escondido bajo la arena los cañones tomados al enemigo y que por falta de caballos no podían llevarse consigo se ponían lentamente en camino, tristes y hambrientos, en dirección a Arica.

Gracias a esto, el ejército chileno quedó único señor y dueño en el desierto de Tarapacá; y tanto los hombres políticos como los escritores de Chile sacaron argumento de aquí, para negar la derrota sufrida por las armas de su país en la batalla de Tarapacá, la única que se hubiese realmente combatido hasta entonces; pues, como el lector ha visto, no puede darse ese nombre ni al desigual combate de Pisagua, donde 900 bolivianos y peruanos fueron embestidos por diez mil chilenos, ni a la insignificante escaramuza de San Francisco, que se redujo únicamente al intempestivo y aislado ataque de una sola división peruana contra las formidables posiciones chilenas; ataque que el mismo ejército chileno consideró como un simple reconocimiento preliminar hecho por el enemigo; de tal manera que se preparó para la verdadera batalla que creía aplazada para el día siguiente, y que la deserción de las divisiones bolivianas y la felonía de algunos jefes y oficiales peruanos hizo imposible.
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Coronel Francisco Bolognesi,

Vencedor de Tarapacá,

Comandante General de la Tercera División


Dice Vicuña Mackenna: “Los dos ejércitos alejábanse del sitio por opuestos rumbos (varias horas después del combate) silenciosos y sombríos… El enemigo que se creía transitoriamente vencedor por las ventajas momentáneas del asalto, comenzaba la fuga hacia Arica, abandonando en el campo de batalla sus heridos (7), los cañones que nos habían arrebatado por acaso, y el país que nosotros habíamos venido a quitarles por la razón o por la fuerza.

¿Cuyo era entonces y en definitiva el vencimiento militar? A la verdad, sí en la quebrada de Tarapacá hubiera habido victoria para los enemigos y provocadores injustos de Chile (siempre la misma fábula del lobo y el cordero), habría sido ella interina, si tal pudiera llamarse, al paso que el éxito de las operaciones que allí terminaron fue para las armas de Chile un éxito asombroso y completo (8).”

El éxito de las operaciones a que se refiere el historiador chileno fue la posesión del desierto de Tarapacá. Pero, como hemos visto ya, esta posesión no fue en manera alguna conquistada por el ejército chileno con la fuerza de las armas; habiendo salido por el contrario, gravemente batido y diezmado, en la única batalla que hubo a sostener con el enemigo en dicho desierto. Esta posesión la obtuvo como simple consecuencia del abandono que hizo de ella el enemigo: abandono que a su vez fue efecto de varias causas, todas independientes de la acción de las armas de Chile; a saber: de la deslealtad o retirada como quiera llamarse, del boliviano Daza; de los malos hábitos revolucionarios de la mayor parte de los jefes y oficiales del ejército aliado peruano-boliviano, y más que todo, de la incapacidad del Gobierno peruano, que dejó su ejército abandonado a sí mismo en medio al vasto desierto, sin víveres y municiones de guerra; de modo que éste debió huir, no del enemigo, sino del territorio mismo que debía defender, y que lo mataba de inanición. Si el general Prado, que permanecía inútilmente en Arica con cerca de 5,000 hombres de los mas escogidos y disciplinados, se hubiese adelantado con una buena provisión de víveres y municiones hacia Tarapacá, como era su deber, inmediatamente que tuvo conocimiento de la vuelta de Daza, los sucesos hubieran ciertamente cambiado de aspecto de una manera muy notable.

La posesión del desierto de Tarapacá no fue de consiguiente, como pretende el historiador chileno, el éxito de las operaciones del ejército de Chile, las cuales no pudieron ser más mezquinas e infelices, a pesar de cuanto lo favoreciera la fortuna, y de los grandes medios de que disponía. Fue por el contrario efecto del inmenso malestar interior que roía por tantos conceptos a las dos repúblicas aliadas Perú y Bolivia; las cuales, así por mar como por tierra, en la batalla de Tarapacá como en las posteriores de Tacna y de Lima, no fueron de ninguna manera vencidas por el enemigo, sino que se echaron a sus pies ellas mismas, deshechas y aniquiladas por sus facciones políticas internas, y por todos aquellos vicios que eran una consecuencia natural de sus muchos años de revolución y desgobierno.

Quedando dueño del desierto de Tarapacá, la posesión de cuyas fabulosas riquezas era desde tanto tiempo su sueño dorado, Chile se lanzó sobre ellas con toda el ansia de una inveterada codicia prodigiosamente crecida con el trascurso del tiempo, de día en día, por el largo esperar y por la necesidad que poco a poco se hacía sentir cada vez mas imperiosa, de aliviar con su producto las exhaustas arcas del Tesoro. Se instaló en aquel territorio como en su casa; y a la par que los productos aduaneros, hizo suyos también todos los del salitre y del guano.

Notas

(1) Véase Benjamín Vicuña Mackenna, 1880. Historia de la Campaña de Tarapacá, t. II, Santiago de Chile: Imprenta y Litografía de Pedro Cadot, pág. 912.

(2) “El General Buendía llegó a contar en Tarapacá más de 5,000 hombres… Tan lejos estaban de pensar que serían perseguidos, que el mismo día 26 mandó el General Buendía que marchasen adelante (por el camino de Arica) dos destacamentos con unos 1,400 hombres, y él quedó en Tarapacá con otros 3,600 que necesitaban todavía de una noche de descanso. Allí durmieron como en los días de más perfecta paz, sin siquiera colocar centinelas avanzadas en los alrededores y sin sospechar que el enemigo se hallaba en las inmediaciones.”
Diego Barros Arana, 1880. Historia de la Guerra del Pacífico, 1879-1880. Santiago: Librería Central de Servat y Compañía, pág. 171.

(3) “En el momento en que llegaba el Comandante Santa Cruz (Jefe de un batallón chileno) frente al pueblo de Tarapacá, hallábase entregado el ejército peruano, salvado únicamente por la inercia culpable de nuestros jefes, en las pacíficas tareas de cuartel, las armas en pabellones en las calles, en los patios, bajo los corredores y los árboles, hirviendo en las pailas de fierro de los cuerpos el escaso arroz y la más escasa carne de su vianda, sin un puesto avanzado, sin un puesto a caballo o a pie para dar aviso… El desgreño de la confianza era absoluto, y nadie a esas horas pensaba sino en seguir pacíficamente el derrotero de los altos, volviendo la espalda al osado invasor… La división Rios vino ese mismo día (la de Iquique que había llegado por el contrario el día antes) trayendo, sino víveres, un precioso repuesto de municiones, que era la gran carencia del momento.”
Benjamín Vicuña Mackenna, Obra citada, t. II, pág. 1039.

(4) Benjamín Vicuña Mackenna, Obra citada, t. II, pág. 1042 a 1044.

(5) “Al principio del combate éramos escasamente 3,000 hombres de infantería, batiéndonos contra una fuerza de 5,000, dotada de las tres armas y provista de todos los elementos de guerra, porque no solamente éramos inferiores en el número y nos faltaba caballería, sino que nuestros mismos infantes se encontraron sin municiones en un momento dado, teniendo que recoger los rifles y las cápsulas de los muertos, heridos y dispersos enemigos… En diez horas de rudo y encarnizado combate, todos aquellos poderosos elementos (del ejército enemigo) fueron destrozados por la intrepidez y denuedo de nuestros soldados; la infantería y la caballería huyeron en dispersión; la artillería quedó en nuestro poder, como también un estandarte, algunas banderas y numerosos prisioneros.”
Del parte oficial del General en Jefe, General Juan Buendía

“La sola ascensión hasta el nivel de los baluartes contrarios es por sí misma un triunfo, porque la ciudad que nos servía de cuartel general está por todas partes dominada… Antes de combatir, hemos tenido que ponernos en condiciones de hacerlo, entregándonos indefensos a los tiros de los contrarios… El enemigo ocupaba al principiar la acción un campamento de casi una legua, entre el alto de la cuesta de Arica y el de Visagras, y al concluir había retrocedido hasta al cerro de Minta, dos leguas mas allá de sus atrincheramientos.”
Del parte oficial del Jefe de Estado Mayor, Coronel Belisario Suárez

(6) Benjamín Vicuña Mackenna, Obra citada, t. II, pág. 1121 y 1178.

(7) Los heridos, que por falta de ambulancia no pudieron llevarse con ellos, fueron confiados por los peruanos en la pequeña aldea de Tarapacá a los cuidados de sus habitantes.

(8) Benjamín Vicuña Mackenna, Obra citada, t. II, pág. 1180 y 1185.

Fuente: Tomás Caivano. 1883. Historia de la Guerra de América entre Chile, Perú y Bolivia. Florencia: Tipografía Dell’Arte Della Stampa, Capítulo IX, “Batalla de Tarapacá”, páginas 293-305.

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viernes, 26 de noviembre de 2010

Diplomacia peruana se anota una victoria con la visita de presidente Piñera : Chilenos critican a su presidente



Canciller: "Visita de Piñera busca relanzar ‘relaciones congeladas’ entre el Perú y Chile"

El ministro de RR.EE., José Antonio García Belaunde, aseguró que por esta razón el presidente de Chile ha pedido reunirse con candidatos presidenciales así como con líderes políticos peruanos, además del presidente Alan García

El ministro de Relaciones Exteriores, José Antonio García Belaunde, destacó que el presidente de Chile, Sebastián Piñera, haya contemplado en su agenda durante su visita a Lima reuniones con los candidatos a la Presidencia de la República que postularán en las elecciones del próximo año.

Según indicó García Belaunde, la intención de Piñera, que llegará a Lima este jueves 25, es relanzar las relaciones bilaterales del Perú y Chile “congeladas” durante el último gobierno de la Concertación chilena, y para ello desea sesionar, además del presidente Alan García, con los aspirantes presidenciales y líderes políticos.

“El discurso del canciller de la Concertación, cuando calificó como gesto inamistoso que hayamos llevado el tema de los límites marítimos a La Haya congeló las relaciones”, recordó el ministro en diálogo con el programa de TV “Prensa Libre”.

El jefe de nuestra diplomacia aclaró que la sesión entre García y Piñera no estará guiada por un listado de temas, sino que más bien se tratará de una charla “amplia”.

Sin embargo, aclaró que si en un momento indicó que el tema del diferendo marítimo no se trataría fue porque “todas las visitas presidenciales se trabajan previamente y lo de La Haya no se había elaborado a nivel de Cancillería”.

“Si Piñera dice que va a conversar este tema, obvio, los presidentes no se restringen a la hora de sentarse a conversar los temas que consideren importantes para la relación bilateral”, subrayó el canciller.

Piñera aludió a su "antepasado inca" tras recibir condecoración en Palacio de Gobierno

El mandatario chileno recibió del presidente de la República el Gran Collar de la Orden “El Sol del Perú”

En el marco de su primera visita oficial al Perú, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, fue condecorado por el presidente de la República, Alan García, con el Gran Collar de la Orden “El Sol del Perú” en el Grado de Gran Cruz con Brillantes.

García Pérez señaló que la distinción es entregada en agradecimiento al diálogo que Piñera propicia entre ambos países con el fin de lograr su desarrollo.

En su discurso de agradecimiento, el mandatario chileno sostuvo que la condecoración constituye para él “el más alto honor” que puede recibir de nuestro país.

“Le agradezco, presidente, muy sinceramente la hospitalidad, el cariño con que nos ha recibido usted, los parlamentarios, los empresarios, la gente en las calles”, dijo dirigiéndose al jefe del Estado Peruano durante la ceremonia llevada a cabo en Palacio de Gobierno.

Seguidamente, el jefe de Estado Chileno confesó sentirse sorprendido con un detalle sobre su pasado familiar que lo emparenta con el Perú de los incas.

“Hoy día fui sorprendido porque una periodista Sol Carreño me sostuvo con mucha fuerza que yo era descendiente de Huina Cápac (Huayna Cápac) emperador del imperio Inca y lo dijo con antecedentes que están siendo verificados en este instante”, dijo.

POLÍTICA DE CUERDAS SEPARADAS
Minutos antes en una entrevista con la emisora radial RPP, Piñera reiteró que a pesar de las posiciones distintas entre su país y el Perú respecto al diferendo marítimo, este no será impedimento para lograr un avance conjunto como ya se está haciendo a través de los acuerdos firmados hoy sobre minería, tecnología, ciencia, integración económica, energética y cultural.

“Creo que tenemos un mundo de oportunidades para explorar y aprovechar en conjunto, Perú y Chile, en beneficio de nuestros pueblos”, sentenció.

Senador chileno critica visita de Piñera al Perú

El senador del Partido Socialista, Juan Pablo Letelier, califió la visita del presidente Piñeracomo un acto equívoco, poco prudente, y un paso en falso respecto a los intereses de Chile. Dijo esperar que el canciller de su país dé las explicaciones pertinentes.

"La cancillería tendrá que dar una explicación clara de por qué ha considerado que este gesto -porque cuando hay una visita de un Presidente a otro país es un gesto diplomático, que tiene lecturas internacionales y no solamente bilaterales- es prudente y está en el interés de Chile que el Presidente de la República esté en el Perú, en un país donde siempre los grupos nacionalistas usan los temas bilaterales para la política interior", señaló en declaraciones recogidas hoy, viernes, por el diario chileno La Tercera.

En otro momento, el senador justificó las distantes relaciones que mantuvo la ex presidenta Michelle Bachelet con Perú, luego de que el Gobierno peruano interpusiera la demanda marítima ante La Hayaen enero de 2008.

En esa línea, consideró que la visita de Piñera "ha sido un triunfo de la diplomacia peruana. Un triunfo de Torre Tagle, que son muy activos y comprenden la importancia de los gestos en la diplomacia, y creo que ha sido una decisión equívoca de la cancillería chilena, que ha llevado a que el presidente Piñera cometa un error".

Fuentes : http://elcomercio.pe/politica/673265/noticia-canciller-visita-pinera-busca-relanzarrelaciones-congeladas-entre-peru-chile

http://elcomercio.pe/politica/674773/noticia-sebastian-pinera-agradecio-alan-garcia-gesto-hospitalidad-su-primera-visita-al-peru

http://www.larepublica.pe/26-11-2010/senador-chileno-critica-visita-de-pinera-al-peru

A que vino Piñera?

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Aparte de los detalles de protocolo, frases amigables y fotografías para la prensa, el presidente chileno Sebastián Piñera visita Lima para transmitir al gobierno aprista de Alan García la inquietud de la fuerza armada chilena, que necesita asegurarse el suministro del gas peruano, que consideran pertenece a Chile.

Antecedentes
Durante el gobierno anterior se consumó la traición de modificar el contrato de explotación de nuestro gas para permitir su exportación. Siempre ha estado claro en el Perú que el tamaño de las reservas encontradas y por encontrar nunca nos iba a poner en condición de país exportador, o sea aquel que tiene completamente satisfecha la demanda interna1 y puede exportar con un horizonte de por lo menos 50 años.

Respondiendo a los intereses de Chile, hay varios candidatos en campaña para las elecciones del año que viene, quienes no tocan para nada el tema de la exportación del gas.

Posición chilena
Sabido es que una vez que los barcos salen del Perú cargados de gas es difícil controlar su destino final, y nada impide que en altamar cambien de rumbo hacia Chile. Los chilenos saben eso, pero desean que política y psicológicamente los peruanos entiendan que Chile tiene un “derecho” —mayor que el del pueblo peruano— a disfrutar del gas de todos los peruanos, para así fortalecer la industria minera del norte chileno y asegurar combustible a la fuerza armada chilena2.

Diversos objetivos
Para cumplir su expansionismo y ratería, Chile, país que tiene la costumbre de violar el derecho internacional, mantiene una política invariable, en la que el tiempo rara vez es un elemento en contra, no son cortoplacistas. Los designios del ratero Diego Portales tomaron décadas para cumplirse pero se cumplieron. Así debemos entender que los chilenos observaban en silencio pero con mucha atención lo que ocurría con el gas peruano, recurso que no tienen en su territorio. Esperaron tranquilos hasta que se concretara el tendido de los gasoductos para actuar, y así se hizo, con la complicidad de Alejandro Toledo (quien se portó como un perfecto Felipillo y no como el Pachacútec que proclaman sus adulones), que facilita el entreguismo de Alan García.


Respecto del gas peruano Chile cumple los siguientes objetivos:
1) Asegurarse de que no falte gas a Codelco3 y combustible a su fuerza armada, que utilizará combustible peruano para invadir el Perú.
2) Impedir que la Macrorregión Sur del Perú (Puno, Cuzco, Arequipa, Moquegua y Tacna) se desarrolle con el funcionamiento de industria petroquímica4. Por el bajo volumen de nuestras reservas, es imposible que nuestro gas alcance para la exportación y para la industria petroquímica.
3) Intensificar el dominio económico de Chile en el Perú, incluyendo sectores estratégicos como agencias de aduana, puertos, aeropuertos y minas; todo ello conducente a que el Perú funcione como colonia de Chile.


Respuesta peruana
Lo primero que se debe hacer es suspender la exportación del gas, para que no se venda a ningún país (menos a un enemigo como Chile). Debemos tener en cuenta que políticos y periodistas mercenarios, que viven a sueldo de Chile, dicen que los contratos entre el estado peruano y empresas privadas no deben modificarse, porque eso atentaría contra la “estabilidad jurídica” y que, en consecuencia, los inversionistas extranjeros saldrían huyendo del país. Lo que estos políticos y periodistas vendidos no dicen es que los contratos sí se pueden modificar; la traidora exportación del gas, por ejemplo, se ha hecho posible con una modificación a los contratos. Pero —¡claro!— como esa modificación favorece a la empresa extranjera, eso está bien, no afecta la “estabilidad jurídica”, el contrato se puede cambiar; pero no es así —según los periodistas corruptos— si el contrato defiende los intereses del estado y la sociedad peruana.

Qué se puede hacer
En cuanto al gobierno aprista, ya sabemos que es vendepatria y hará todo lo posible para favorecer a Chile. Queda exigir a candidatos como Alejandro Toledo que defina su situación, y que su promesa electoral más clara y rotunda sea que va a dejar sin efecto la exportación de gas y los cielos abiertos a favor de Chile, las dos graves traiciones de su gobierno. En cuanto a Ollanta Humala, decimos que debe ser más claro que Alejandro Toledo: que incluya en sus promesas electorales el dejar sin efecto la exportación de gas y convocar a licitación internacional los cielos del Perú mientras se consolide una línea de bandera.
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1 Incluye el gas de consumo doméstico, para cocinar en los hogares, el gas licuado para mover vehículos y el gas necesario para la industria petroquímica.

2 Parece mentira: Chile nos hizo la guerra, mantiene ilegalmente bajo ocupación militar Tarapacá y Arica y, no conforme con eso, desea que el Perú proporcione combustible a su fuerza armada para una posible invasión al Perú.

3 Corporación del Cobre, empresa estatal de Chile que dedica el 10% de sus ganancias para equipar a la fuerza armada de ese país.

4 Sin industria petroquímica, que crearía muchos puestos de trabajo, la Macrorregión Sur pierde la ocasión de aliviar el extendido desempleo, y el estado peruano deja de percibir impuestos por los productos que comercialice esa industria.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Peruvian Mirages, Canberras and Su-22



Piñera gestionará venta de gas de Camisea a Chile en su visita al Perú

La visita del presidente de Chile Sebastián Piñera a nuestro país tiene como objetivo la suscripción de diversos acuerdos de cooperación bilateral, entre los que destacan los referidos al tema energético ya que apuntarían a la eventual venta del gas de Camisea a las provincias del norte mapocho.

Así lo reveló el diario El Mercurio al dar cuenta de la agenda a tratar por Piñera durante el encuentro que sostendrá con su homólogo peruano Alan García.
El medio indicó que “en Lima, Piñera y García materializarán tres acuerdos. Uno de ellos, de intercambio penitenciario, facilitará el cumplimiento de condenas a presos de nacionalidad chilena y peruana en sus respectivos países de origen, cuando cumplen estas penas en el otro país suscriptor del convenio”. “Un segundo acuerdo, cuyos alcances aún no se han especificado, tratará sobre asuntos mineros, y el tercero trazará futuros pasos de integración en materias energéticas, vinculadas a la energía y gas que eventualmente Perú podría vender al norte chileno”, añadió. La comitiva chilena está compuesta por políticos y empresarios. Entre estos últimos, destaca la incorporación del dueño de Cencosud, Horst Paulmann, y de José Said, quien nació en Arequipa, Perú, aunque se educó y se formó en Chile. Ambos poseen un nutrido portafolio de inversiones, no sólo en Chile sino en otros países de Latinoamérica. Se debe indicar que esta no es la primera vez que se advierte el interés del gobierno de Piñera de acceder al recurso gasífero peruano.

En mayo de este año, El Mercurio reveló, citando fuentes diplomáticas, que durante el encuentro entre Piñera y García en la ciudad de Madrid, durante la Cumbre de la Unión Europea, América Latina y el Caribe, se habló de la venta de gas de Lima a Santiago. El matutino detalló que “la idea es aprovechar el nuevo gasoducto de Camisea que se construye hacia el sur del Perú”, y que se estima estará listo en tres años. “En la cita se habló de la posibilidad de enviar a través de embarcaciones el gas a Chile, o incluso de que Lima pueda instalar una planta generadora cerca de la frontera y abastecer derechamente de electricidad al Sistema Interconectado del Norte Grande”, acotó. El rotativo recuerda que la idea de aprovechar los yacimientos de Camisea para vender gas a Chile había sido conversada hace ya varios años, pero las tensiones derivadas de la demanda limítrofe en la Corte Internacional de La Haya estancaron el tema.

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