domingo, 8 de julio de 2012

Cáceres, precursor mundial de la guerra de guerrillas que llevó al triunfo a la revolución de Mao Tse Tung


VÍCTOR ALVARADO

Veinticinco años antes de la fundación de la República Popular China, los líderes chinos fueron aleccionados por secretario de Cáceres, sobre las claves militares de la resistencia en la Breña.

La gesta de resistencia nacional a la invasión militar chilena liderada entre 1879 y 1883 por el general Andrés Avelino Cáceres tiene la connotación histórica de ser la precursora de la guerra de guerrillas, calificada por algunos estudios como “guerra asimétrica”, que fue utilizada exitosamente como método de liberación nacional de muchos países, entre ellos Yugoslavia, Argelia, Cuba Vietnam y China, en particular este último que lo empleó 50 años después de su creación en la Breña.
Si la metodología de guerra irregular lanzada por Cáceres contra los invasores no consiguió llegar a la victoria total, y la de los chinos fue coronada con la expulsión de los invasores japoneses, se debió al clima de desunión nacional existente en el Perú, acicateada por las clases acomodadas y ejecutada por oficiales militares traidores, que prefirieron apoyar al invasor para cuidar sus intereses económicos, antes que facilitar los recursos necesarios para llevar la guerra hasta la expulsión de los invasores.El historiador Emilio Luna Vegas, magistralmente, lo ha relievado en su libro: “Cáceres, genio militar”, al describir el desprendimiento que mostraron Mao Tse Tung, líder del partido comunista chino y el general Chiang Kay Shek, líder del llamado nacionalismo (Kuo Ming Tan), que sostenían una guerra civil interna e hicieron una tregua para combatir juntos a la potencia invasora, en aras de los supremos intereses de la nación china.Esto es lo que no ocurrió aquí, porque las clases acomodadas, como el propio Cáceres lo reconoció en sus memorias, mediante su instrumento político más connotado, Nicolás de Piérola, y sus ejecutores militares más visibles: Miguel Iglesias, Arnaldo Panizo, Manuel Vento, Lizandro Montero, y Belisario Suárez, entre otros, hicieron todo lo posible para que la gesta de la Breña, liderada por Cáceres, terminase en el fracaso.Cáceres expresa en sus memorias (pgs. 251 y 252): “Poseo la firme convicción que de haber encontrado la campaña de la resistencia apoyo decisivo y unánime de todos los sectores del país, especialmente de la clase acomodada, el invasor se hubiera visto compelido a renunciar a sus pretensiones”.
Luego, subraya: “Lo cual explica el apresuramiento de la política chilena de llegar cuanto antes a la conclusión de la paz, impidiendo así el desarrollo de la resistencia armada, que habría conducido a una paz que por cierto, no habría sido jamás, nunca, la de Ancón”.La tregua acordada por Mao y Chiang fue respetada escrupulosamente en el lapso de 1938- 1945 que duró la lucha contra los japoneses, coronada finalmente con la derrota de los invasores en la II Guerra Mundial, lo que facilitó el empujón final de los intrusos del territorio chino.Inmediatamente después, los rivales pusieron fin a su alianza circunstancial y reanudaron la guerra civil, los nacionalistas con el apoyo de los EEUU, a través del llamado Plan Marshall, que los proveyó de armamento moderno y dinero a raudales, y los comunistas con el apoyo, más en el papel que en los hechos, de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).Expuesta así la situación de los dos rivales, el triunfo debió haber sido favorable para los nacionalistas, pero ocurrió lo contrario, el partido comunista chino se impuso a los nacionalistas y los obligó a retirarse hasta la isla de Formosa (Hoy Taiwan), gracias a la metodología de guerra irregular, de las mismas características que 50 años aplicó Cáceres contra los invasores chilenos.Como lo recuerda Emilio Luna Vegas, Mao en su libro “La estrategia de la guerra revolucionaria en China” , publicado en 1936, cincuenta y tres años después de la experiencia de la Breña, Mao enfrentó a un enemigo mucho más poderoso militarmente con fórmulas políticas y militares diametralmente opuestas a las tradicionales que empleaba el Kuo Ming Tan.

Durante los cuatro años de guerra con Chiang Kay Shek, entre 1945, en que se produjo la expulsión japonesa y 1948 en que Mao declaró la fundación de la República Popular China, el ejército popular chino en lo político consiguió el respaldo de las clases medias, obrera y campesina y demostró constancia en su intransigencia por la justicia social; y en lo militar, impuso exitosamente su novedosa táctica y estrategia militar de guerra irregular.
Sus planteamientos políticos por más justos que hayan sido no habrían tenido éxito de no haber mediado la exitosa estrategia militar y esta básicamente consistió en “desgastar al enemigo, disminuir su energía rehuyendo las grandes batallas, pero hostigándolo en todas partes y conservando el ímpetu combativo de las fuerzas revolucionarias”.Luego explicitaba: “Defender para atacar, retroceder a fin de avanzar, tomar una posición de flanco a fin de crear una de frente y avanzar en zigzag a fin de ir directamente; he allí los fenómenos inevitables del desarrollo de todo acontecimiento o de todo negocio”.Cincuenta años antes, Cáceres había delineado estos principios en la guerra de resistencia de la Breña, conforme lo enuncia en sus Memorias, editadas en 1924: “A raíz del desastre de Miraflores, surgió en mí internarme en la sierra y continuar la resistencia contra el invasor (…) pues pensaba que era factible una resistencia pertinaz que obligaría al enemigo a malgastar sus energías y a moderar sus ambiciones, teniéndolo a raya en la costa que ya ocupaba”.Luego, explicaba: “Mi propósito consistía, pues, esencialmente, en desgastar y agotar paulatinamente al invasor en las serranías del centro, mediante una defensa móvil y activa que iría desarrollando las condiciones favorables para la reacción ofensiva. (…) . Tenía en mente, combinar la resistencia con el contraataque, ejecutado cuando y donde lo indicasen las perspectivas del buen éxito”.La pregunta que reiteradamente se han hecho los estudiosos es si Mao Tse Tung, el conductor de la revolución china que triunfó el primero de octubre de 1949, conoció anticipadamente las propuestas militares del general Cáceres para enfrentarse a un invasor bélicamente superior.Si bien es cierto nunca hubo un reconocimiento expreso en ese sentido, existen referencias de que sí hubo un encuentro entre las ideas la revolución china y las de la resistencia de la Breña.

El analista, Alberto Bolívar, menciona al respecto unas declaraciones de Ernesto More, dadas a conocer por César Lévano en su crónica “Rebeliones Relámpago” (Caretas, 2 de noviembre del 2000) por las que da cuenta de un testimonio del comandante Julio César Guerrero, secretario personal de Cáceres, comentarista de sus “Memorias” y a su vez autor de “1879-1883- La guerra de las ocasiones perdidas” (Lima: Editorial Milla Batres, 1975), en las que confirma ese encuentro.More relató en esa entrevista que en los años 20, veintiocho años antes del triunfo de la revolución china, el comandante Guerrero aleccionó en alemán a unos estudiantes chinos sobre la experiencia de Cáceres en la Breña, entre los que estaban Chu-teh, fundador del ejército rojo chino, y Chou En-Lai, el teórico que dominaba varios idiomas occidentales. Huelgan más comentarios.

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